Rafael Ignacio Rodríguez Moreno
Cuando a los 74 años publico esta web, recogiendo en ella parcelas de mi vida que han significado una constante en ella, lo hago con la tranquilidad de que así pongo a disposición de quien lo desee mis propias experiencias vitales y el ánimo que las impulsó e impulsa.
Entiendo ahora que todos esos caminos han sido en cada momento fundamentales para mí y que los he vivido y vivo con intensidad pero, al tiempo, con calma, sin más ambición que realizarlos lo mejor posible, cada uno como mi profesión de cada día y sin más apetencias que vivirlos, disfrutarlos y que, en lo bueno que tengan, sirvan o puedan servir a aquellos a quienes llegue en mi caminar. Por eso le he dado a esta página el nombre de “Paseos por el amor y la vida”, el mismo título que ya apliqué desde 1995 a una de las colecciones de música que aquí ahora también publico.
Como lo entiendo, es un caminar por mis días y horas desde las perspectivas que me da la multidimensionalidad con la que asumo mi existencia. Un caminar entre sonidos, palabras e imágenes, entre la utopía y la realidad de cada día, por los vericuetos de los vestigios históricos donde vivo, deseando mostrar mis sueños, inquietudes y hallazgos aquellos otros caminantes con los que me cruzo en estas andaduras, paseos que lo son porque no ambicionan nada más que vivir y transmitir lo que en ellos veo y siento, con la intención de que puedan servir para algo bueno personal o colectivo, así también mis actividades como profesor de Historia en Secundaria durante años y mi compromiso con los Derechos Humanos.
Un caminar entre montes y valles, luces y sombras, manantiales y arroyadas, riberas y huertos, entre la ciudad y tierras de horizontes abiertos, lluvias perdidas en jardines expectantes y desiertos del alma, encuentros y desencuentros, pero en todo momento guiado por el amor que me llama a impulsar la vida.
Paseos por el amor y la vida 